Mi almohada está muy frĂa, quizá por las lágrimas que salen de mis ojos cuando pienso en ti y no te busco. ¿PodrĂas llamarlo cobardĂa?.
Dime cĂłmo te olvido. Gracias a ti estoy respirando y aĂşn sigo vivo. No hace falta decirlo, pero es que sin tus besos, siento que ya nada tiene sentido.
Respiro y respiro, suspiro, espero y aspiro a que tu corazón aún piense en quedarse conmigo, a que me diga que me extraña en al menos uno de sus millones de latidos.
Le presto más atención a los animales, comparándolos conmigo. Por favor, lee cómo sus historias las comparto contigo. Te amo y te extraño. Si no vuelves, al menos lee conmigo:
El perro ladra casi tan fuerte como cuando mi corazón grita con cada latido que te extraña, se siente solo, pues ya nadie lo acompaña.
El gato se tira de un cuarto piso, cayendo de pie, cae casi tan bajo como yo, cuando te rogué y ya tirado en el suelo de rodillas, te lloré.
La paloma vuela, le impacta pero no se deja llevar de la brisa, no sé cómo es tan fuerte porque yo me derrumbo con solo recordar tu risa.
La tortuga va lento y segura, yo voy con miedo y amargura, tu dulce voz que a veces pasa me duele porque ahora es mi martirio, cuando antes era mi cura.
El gusano se va arrastrando, recoge cada pedazo de tierra por donde va pasando, como yo cuando voy caminando, porque cada cosa que me hace recordarte, voy tomando.
Comentarios
Publicar un comentario