Ir al contenido principal

Animales


Mi almohada está muy frĂ­a, quizá por las lágrimas que salen de mis ojos cuando pienso en ti y no te busco. ¿PodrĂ­as llamarlo cobardĂ­a?.


Dime cĂłmo te olvido. Gracias a ti estoy respirando y aĂşn sigo vivo. No hace falta decirlo, pero es que sin tus besos, siento que ya nada tiene sentido.


Respiro y respiro, suspiro, espero y aspiro a que tu corazón aún piense en quedarse conmigo, a que me diga que me extraña en al menos uno de sus millones de latidos.


Le presto más atención a los animales, comparándolos conmigo. Por favor, lee cómo sus historias las comparto contigo. Te amo y te extraño. Si no vuelves, al menos lee conmigo:


El perro ladra casi tan fuerte como cuando mi corazón grita con cada latido que te extraña, se siente solo, pues ya nadie lo acompaña.


El gato se tira de un cuarto piso, cayendo de pie, cae casi tan bajo como yo, cuando te rogué y ya tirado en el suelo de rodillas, te lloré.


La paloma vuela, le impacta pero no se deja llevar de la brisa, no sé cómo es tan fuerte porque yo me derrumbo con solo recordar tu risa.


La tortuga va lento y segura, yo voy con miedo y amargura, tu dulce voz que a veces pasa me duele porque ahora es mi martirio, cuando antes era mi cura.


El gusano se va arrastrando, recoge cada pedazo de tierra por donde va pasando, como yo cuando voy caminando, porque cada cosa que me hace recordarte, voy tomando.


El lobo está solitario, como yo ahora que no tenerte es un calvario. Encontré la blusa que dejaste, estaba en un cajón del armario. Ven a buscarla, por favor, no es una excusa, no señor.


La rata a todos suele asustar, unos se encariñan con ella, le dan amor y comida, olvidando que es un animal. Yo no lo soy, pero me diste amor y yo hago mucho mal.









Comentarios

Entradas más populares de este blog

Negro

Tenía miedo, muchas veces lo tuve, cuando más lo sentí, fue cuando llegué a Bogotá, a un ambiente completamente distinto, venía de la costa, de un pueblo en el que todo el mundo se conoce con todo el mundo, era muy alegre, había mucho amor por todas partes y ahí tenías amigos por todos lados porque sentías que eran como tú, cosa que nunca sentí al llegar acá. No era tan común ver a gente negra, no sabía lo que era ser un negro en donde solo había blancos, nunca había sentido o visto un trato así cuando niño porque de donde venía, como había dicho antes, eran como yo, tenían mi color de piel, mis costumbres, mi pelo, mi nariz grande, mis ojos oscuros, mi sonrisa, mi fuerza. Cuando vas caminando por la calle y te quedan viendo como si no fueras humano, como si fueras un animal, o como nos suelen decir, un mono, alguien feo y distinto, cuando eres solo un niño no te das cuenta del desprecio, hasta que llegas a una edad en la que eres más consciente de que no te tratan por lo que eres, si ...

Diario de un narcicista 1

  CapĂ­tulo 1 - Ojos perdidos Él no será yo, porque yo fui tu hombre, y tĂş fuiste mi mujer. Ni siquiera ha llegado a tu vida, pero sĂ© que llegará. Y cuando llegue, quiero que lo primero que se te venga a la mente sea que Ă©l no soy yo. Ni siquiera tengo que quererlo, porque sĂ© que asĂ­ será. No te volverás a sentir con nadie como te sentĂ­as conmigo. Nadie te hará erizar cada parte de tu bello cuerpo con solo una mirada. Tu cuerpo no reaccionará de la misma forma cuando alguien que no sea yo lo toque, cuando sienta otra mano que no sea la mĂ­a, le hará falta cada caricia, cada beso, cada masaje. Y por eso se que te harĂ© falta, lo sĂ©.  No soy un tatuaje, pero estoy completamente seguro de que quedĂ© marcado en tu cuerpo y tambiĂ©n en tu alma. Y eso, nunca lo podrás borrar. Aunque digas que soy lo peor que te pasĂł en la vida, aunque digas que me odias, sĂ© muy bien que en esas noches, esas noches tristes y solitarias, cuando lo Ăşnico que te acompañe sea el frĂ­o que entra por tu ventana,...

Diario de un narcisista

Prólogo. El ser humano es complicado. Yo lo soy. Cuando siento que estoy sintiendo mucho, la mayoría de las veces es cuando estoy sintiendo menos. Y cuando siento que estoy sintiendo menos, la mayoría de las veces es cuando estoy sintiendo más. Antes no quería llorar porque si papá me veía llorando, me daba las razones que él creía que eran válidas para llorar, no diciéndomelas, sino golpeándome. Así, como quien dice, "menos palabras y más acciones". Jaja. Mencioné antes que no quería llorar por eso y porque me sentía pequeño, débil e indefenso. Pero ahora, cuando quiero llorar, no puedo. Ya las lágrimas no salen de mis ojos. Y es raro, porque antes me dolía ver y sentir esas lágrimas recorriendo cada parte de mi cara. Digo que es raro porque ahora me duele que ya casi no salgan, que casi no las siento, que ya casi no las veo. Y me duele sentir que perdí esa capacidad de desahogarme, porque a veces lo necesito y ya no sé cómo hacerlo. Mamá me ha dicho que necesito un psicólog...