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Nadie


Nadie sabe lo que esconde ni el porqué de su actuar, es un rompecabezas que aún no logro armar, se parece tanto a mí y es irónico porque al parecer somos polos opuestos, aún no puedo entender la complejidad de su ser, pero cómo espero hacerlo si ni siquiera el mío he llegado a entender.



Es tan dulce, pero a veces asusta ese cambio tan amargo que puede dar, es muy cálida, pero a veces te aleja la frialdad que puede provocar, es demasiado atenta, pero asusta la indiferencia con la que puede tratar, no la entiendo, eso me desespera, no tengo el control, y eso, me asusta, porque no sé que será de mí, si un día me levanto, y no llama.



No me quita la paz, pero tampoco me la da, me hace bien y mal, porque no sé hasta cuando estará, estoy acostumbrado a eso porque lastimosamente soy así, ahora entiendo que no es bonito ese sentimiento de sentir algo por alguien, que te ofrece más ausencia, que amor.



Me considero un buen perdedor, no porque acepte la derrota, si no porque siempre que pasa algo al único que le echo la culpa, es al reflejo de mi espejo, es el único que en realidad me va a decir cosas que me harán daño, así me lastimo sin necesidad de lastimar a alguien más que no sea yo, pero ella me ha hecho entender que no siempre soy el culpable, ahora no sé cómo lidiar con esa sensación de perdida, porque ya no está, la perdí, no sé qué hacer, en mi pecho solo siento el gran vacío que a dejado su ausencia.



No es posible renunciar a lo que no se tiene, pero hace poco me di cuenta que nunca la tuve, al fin la podré soltar, no significa que la vaya a olvidar o que me arrepiento de haberla conocido, de lo que me arrepiento es de haber sido tan ignorante, porque por un momento, pensé que no se marcharía de un lugar al que ni siquiera había llegado, no me puedo seguir aferrando a su recuerdo, aunque me duela aceptarlo, de ahora en adelante, en mi vida, solo será eso, un recuerdo.



Aunque también recuerdo su dirección, en dónde trabaja, dónde estudia, recuerdo los lugares a los que suele ir, pero a pesar de todo eso, no sé en dónde está, aunque la tuviera frente a mí no sabría que decirle, deseo darle un último abrazo, un último beso, sacarle una última sonrisa, ver una última vez el millón de colores que hay en sus ojos, no me importa que su recuerdo me torture, mientras sea ella no me importa el dolor que pueda causar, porque prefiero eso a olvidar que a mí corazón lo lograron alcanzar.




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