Hace mucho frío, extraño el calor de mi tierra, no solo del clima, si no también el de la gente, porque a decir verdad, el frío de una tierra es soportable, el frío de un alma, no tanto, pensaba eso mientras recordaba las cosas horribles que había vivido y visto desde que estoy en Kennedy, una localidad de la ciudad de Bogotá que suele ser mucho más fría que las demás localidades de esta misma, no solo porque las calles sean heladas, tampoco es porque tocar el piso sin chancletas te haga parar cada bello de tu cuerpo al instante, si no porque sales de tu casa y no sabes si vas a volver, no importa si eres mujer, hombre, anciano, joven, incluso un niño, aquí, nadie se salva.
En algunos lugares, si tienes mala suerte o simplemente saliste cuando no debías hacerlo, posiblemente te pase algo grotesco, pero es más que grotesco que aquí a plena luz del día, puedas pasar la experiencia más traumática de tu vida, sin previo aviso, sin tener la culpa, como ese amigo mío, que se juntó con quién no debía y no pude ayudarlo a salir, después ví como lo sacaban, pero no de la forma que yo hubiera querido que fuera, lo sacaron en partes, de una zorrera que siempre había en la esquina, salió junto a otros dos cuerpos, completamente descuartizados, como si de animales que fueron atacados salvajemente por un depredador se tratase, lo que asusta, es que los animales, lo hacen solo para sobrevivir, aquí, para dar un aviso.
Aún en la cuadra están las manchas de sangre, es imposible pasar por ahí y no recordarlo, es la cruda realidad en la que estoy, ya que en esta localidad no ves un paisaje, ves una selva, no ves animales como en cualquier otra, ves demonios andando lentamente por la acera, sin saber quién ha hecho cosas más espeluznantes, porque desde que estoy acá comprendí el porqué dicen que los demonios no están en el infierno, si no en la tierra, he de aceptar que le tengo más miedo a los humanos que a los muertos, un muerto nunca tendrá esa mirada con esos ojos tan vacíos, y esa expresión en su rostro que solo muestra la maldad que hay en su ser.
Hace un par de semanas, a eso de las 2 de la madrugada tocaron la puerta de mi habitación, supuse que sería mi papá, diciéndome que ya me durmiera, sabiendo perfectamente que hace mucho no puedo conciliar el sueño, pero no era él, era mi hermano menor, diciéndome que tenía miedo, le pregunté el porqué, y me dijo que en frente, alguien estaba gritando muy fuerte, como si le estuvieran haciendo algo, pensé que era un borracho, ya que vivimos cerca de varias cantinas, pero no escuchaba música, al parecer, de casualidad, ese día, no habían abierto ninguna de las 5 cantinas del barrio, la habitación de mi hermano tiene la ventana que da hacia la calle, así que escucha todo lo que pasa por la noche, me desperté, le dije, seguramente es un borracho, ve a dormir, lo acompañaba a su habitación, hasta que también escuché un grito, seguido de una risa que me puso los pelos de punta, mi hermano me vió, asustado, yo entendiendo lo que estaba pasando, le dije, ve a dormir, no te asomes por la ventana.
Muy lentamente me acerqué a la ventana de la puerta, vi a alguien en el suelo, con dos personas a cada lado, rodeándolo, uno tenía un cuchillo, extremadamente largo, como si una película de terror fuera, mi respiración al ver esa escena, empezó a acelerar, lo estaban torturando en la calle, en una acera, con casas, no era un lugar abandonado, ahí entendí, había limpieza, vi alrededor y una vecina estaba en frente a unas dos casas, veía desde la ventana, con las manos en la boca, me vió, la ví, sentí impotencia, porque no pude hacer nada, no sabía si el que estaba ahí lo merecía o no, pero si sabía que si salía a ayudarlo, estaríamos los dos ahí, seguramente muertos, el que tenía el cuchillo lo acerco al cuello del que estaba en el suelo, él empezó a llorar, su compañero le dijo, aún no lo mates, y otras cosas que no alcancé a escuchar, le clavó el cuchillo en la pierna, después en el brazo, sentí tanta pena por él, hasta que escuché, espero aprendas a no volver a tocar a una niña, ahí, mi mente quedó en blanco, y aunque estuvo mal, la pena que sentía, se convirtió en satisfacción.
No justifico el actuar de esos dos tipos, ya que deben estar muy enfermos como para disfrutar tanto hacer algo así, sea por la razón que sea, a la mañana siguiente, me desperté, y no había rastro de nada, toda la sangre que había visto, como por arte de magia, había desaparecido, pensé que había sido un simple sueño, hasta que me di cuenta que la vecina no saco su silla y se sentó afuera de su casa con su taza de café como siempre suele hacerlo, estaba aún en la ventana, viendo a la nada seguramente con miedo, a pesar de todo lo que he visto creo o quiero creer, que el ser humano no es tan perverso por naturaleza, que siempre hay algo que lo termina de perturbar, es extraño, porque puede ver la cosa más horrorosa del mundo, pero si en su retorcida moral está justificado, no tendrá problema con aceptarlo, es normal ver gente muerta por acá, hace poco pusieron bombas, parece una película en la que nadie quiere estar, pero solo es, una selva de cemento, con el frío de un infierno.
Más que una realidad alterna, un cuento, una historia bonita y feliz, o un paisaje hermoso de Kennedy, quise contar la realidad, lo que pasa aquí, porque seguramente seguirá pasando, fuí un poco explícito, lo sé, pero no se puede contar una realidad del pueblo Colombiano, sin ser crudo, estamos acostumbrados a la violencia, todos los colombianos han crecido en ella, ese es nuestro problema, desde que tenemos uso de razón nos enseñan que no debemos mostrar debilidad, que si la muestras, no sobrevives, que tienes que ser vivo y malo, porque del bobo, abusan, lo malo no es que digan eso, lo malo, es que es verdad, no podemos seguir echándole la culpa solo al gobierno, si el cambio no sale de nosotros, las próximas generaciones seguirán pasando, viviendo, y sintiendo todas las cosas horribles que da nuestro hermoso, pero oscuro país, esto más que un texto es un recordatorio, no se puede cosechar paz en un país que solo conoce la guerra, el maltrato, el poder y el abuso, dejé esas dos experiencias, pero he pasado muchas más y estoy seguro de que las cosas seguirán así, antes de criticar o juzgar a alguien más, mira el reflejo que está en tu espejo, hazte esta pregunta...
¿Estoy satisfecho con lo que soy, o sólo lo dejé de intentar?
Tay.
Pura realidad 🫀🫵🏼
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